El pasado 10 de marzo, en la Universidad Autónoma de Madrid, dentro de la 2ª Jornada “Construyendo una universidad inclusiva”, se celebró la mesa “Universidad y diversidad: Diálogos”. En la mesa se plantearon una serie de preguntas iniciales antes de comenzar el debate:

  1. ¿Qué barreras y obstáculos se encuentran las personas con diversidad en su acceso a la universidad? ¿Consideran dichas personas o el resto de la sociedad ciertas titulaciones más adecuadas que otras según la diversidad?
  2. Una vez dentro de la universidad, ¿qué barreras físicas, burocráticas… se encuentran?
  3. ¿Existen prejuicios por parte del resto de los alumnos? ¿Y de los profesores?

Aludiendo a dichas preguntas, Carolina López, vicepresidenta de SOLCOM, quiso hacer hincapié en que una de las principales barreras para que del 12% total de la población con algún tipo de diversidad no llegue a estudiar en la universidad, es la falta de una verdadera educación inclusiva desde los colegios. Se defiendió la importancia de incluir dentro del currículum de formación de los futuros orientadores la formación en educación inclusiva, haciendo referencia a una intervención anterior de un estudiante de magisterio que señaló que sólo el 30% o menos de los estudiantes de Magisterio se interesan por la educación inclusiva y de forma personal tratan de formarse.

Carolina López, vicepresidenta de SOLCOM

Tras una primera y breve exposición por parte de los intervinientes, se abrió paso al diálogo con el público asistente.

Aludiendo a dichas preguntas, Carolina López, vicepresidenta de SOLCOM, quiso hacer hincapié en que una de las principales barreras para que del 12% total de la población con algún tipo de diversidad no llegue a estudiar en la universidad, es la falta de una verdadera educación inclusiva desde los colegios. Se defiendió la importancia de incluir dentro del currículum de formación de los futuros orientadores la formación en educación inclusiva, haciendo referencia a una intervención anterior de un estudiante de magisterio que señaló que sólo el 30% o menos de los estudiantes de Magisterio se interesan por la educación inclusiva y de forma personal tratan de formarse.

No podemos dejar la educación de los niños y niñas con diversidad al libre albedrío de orientadores que han decidido formarse en educación inclusiva, sino que es una cuestión de derechos. Sin los apoyos necesarios, muchos abandonarán antes de llegar a secundaria, o serán excluidos en centros especiales.

También se defendió la figura del Asistente Personal como fundamental apoyo de las Personas con Diversidad Funcional tanto en sus estudios como en las prácticas, para que sea reconocida como parte de los apoyos necesarios para obtener la titulación y no impedir que esto ocurra, como en el caso de una socia de SOLCOM, estudiante de Grado Superior de Integración Social a la que no dejan titularse por no permitir que ciertas competencias las realice con la ayuda de su asistente personal.

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