El pasado 13 de noviembre, falleció Javier Romañach Cabrero. Javier fue un gran defensor de los derechos humanos. Su pérdida deja un inmenso vacío para todos los que tuvimos la fortuna de conocerle y para todos los que luchan por la igual libertad de todos en la diversidad.

A Javier le conocí en un curso de verano que organizamos en el Instituto de Derechos Humanos “Bartolomé de las Casas” sobre “Bioética, derechos humanos y discapacidad”, en julio de 2003. El Instituto iniciaba con ello sus actividades para garantizar el adecuado reconocimiento y protección de los derechos de las personas con diversidad funcional en el ámbito de los derechos humanos y desde entonces Javier se convirtió en uno de los principales impulsores de la docencia y la investigación que en el Instituto se han realizado con ese fin.

Nuestra trayectoria no se podría explicar sin Javier, como tampoco se podría explicar sin él el trabajo que se ha realizado por otros muchos agentes sociales en la lucha por los derechos de las personas con diversidad funcional en España, como son la asociación SOLCOM o el Foro de Vida Independiente, que creó con Manuel Lobato (ambos también creadores del término diversidad funcional, con el que pretendían arrumbar el término discapacidad y las dimensiones negativas que el mismo conlleva).

La grandeza de Javier radicaba en unir perfectamente en su persona sus enormes virtudes como gran luchador por la igualdad de todos en el pleno disfrute de los derechos humanos en igualdad de condiciones, con sus enormes virtudes como ser humano. Su tolerancia, ternura, empatía, inteligencia emocional y sentido del humor único hacían que sus enseñanzas penetrasen profundamente en quienes le conocieron. El profundo cariño que hacia él necesariamente sentían quienes le conocían iba unido a la comprensión de que sus mensajes, escritos o hablados, eran auténticos y ayudaban a transformar y enriquecer sus propias mentes.

La muerte de Javier sólo supone su desaparición física, sus enseñanzas seguirán estando vivas en los que le conocimos. Javier inventó otro término: Divertad – para referirse a la libertad y la dignidad en la diversidad-. Su lucha, la lucha por la Divertad, se mantiene por todos aquellos a quienes su vida y pensamiento impactaron profundamente y a través de lo que éstos podamos a su vez conseguir.

Ignacio Campoy

Boletín.

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